viernes, 19 de octubre de 2007

LOS EFECTOS SOCIALES EN LA GLOBALIZACION

La tecnología, que se desarrolló como consecuencia de la aplicación del conocimiento científico al terreno de la praxis humana, ha tenido un desarrollo en el siglo XX que no cuenta con antecedentes en la historia, tanto por la velocidad como por la calidad de sus resultados. Más allá de las consecuencias positivas o negativas que pueda adjudicarse al desarrollo tecnológico, lo cierto es que ha transformado las prácticas y la vida social de los hombres y que este proceso es irreversible. Nuestras sociedades conviven con la tecnología y esto ha modificado sus relaciones hasta tal punto que hoy resultaría un absurdo plantear la posibilidad de volver a un estado pre-tecnológico. Ámbitos tales como la producción, los medios de comunicación, los entretenimientos, los deportes, la vida cultural y política, etc. han sido modificados por la introducción de innovaciones tecnológicas, que tienen como objetivo aumentar la eficiencia. En la actualidad no se puede analizar la vida social sin tomar en consideración el impacto que sobre ella tiene la innovación tecnológica, como tampoco analizar el fenómeno tecnológico sin tener en cuenta su impacto social. Cuando hablamos del impacto social de la tecnología nos estamos refiriendo a su influencia sobre la vida de los hombres, sus relaciones, sus conductas, sus preferencias y su bienestar.

Al respecto, Mario Bunge considera que tanto la tecnología como la innovación tecnológica son en sí mismas ambivalentes, ya que producen tanto efectos positivos como negativos. Sostiene que, mientras el conocimiento científico como búsqueda de la verdad es moralmente neutro, ya que su objetivo es un conocimiento más aproximado del mundo, la tecnología es ambivalente, pues tiene incidencia directa sobre la vida y la práctica humanas. En ese sentido señala que el científico no sabe qué va a descubrir con su investigación, mientras que el tecnólogo sabe de antemano qué es lo que va a producir y a quienes beneficiará, por lo cual es moralmente responsable. También propone que el control sobre la tecnología debe provenir de una asociación entre las esferas de decisión tecnológica y política. Esto sería posible sometiendo a discusión de todos los afectados por las innovaciones tecnológicas los beneficios y perjuicios de las propuestas y proyectos a fin de evaluar la conveniencia o no de su concreción. La propuesta de Bunge implica una actitud crítica de la sociedad frente a la tecnología, dejando de lado posiciones tecnófobas, por un lado, y democratizando las decisiones de su aplicación, por otro.

Es necesario analizar esta relación entre tecnología y sociedad bajo la hipótesis de que el avance tecnológico y su consecuente impacto en la sociedad se producen a una velocidad tal que supera ampliamente la capacidad de adaptación y asimilación crítica de las sociedades. Tanto en sus consecuencias benéficas como perjudiciales, no hay instancias críticas en las cuales se evalúen tales efectos a fin de regular la producción y el uso de la tecnología.

Un caso particular de este problema, que servirá en el presente trabajo de ejemplo, demostración y motivo para el planteo de soluciones, es la aplicación de un tipo de tecnología en nuestra sociedad en las últimas elecciones a gobernador de la provincia de Tucumán: el uso y difusión de encuestas en el proceso electoral.



II.

Por primera vez en la vida política de la provincia, el uso de prácticas como las encuestas, basadas en el análisis probabilístico, ha tenido una fuerte influencia en la población. Semanas antes del acto eleccionario, los medios de difusión presentaron abundantes resultados de encuestas practicadas a lo largo y a lo ancho de la provincia por distintas empresas, algunas de ellas de gran prestigio a nivel nacional. La gran cantidad de empresas encuestadoras hizo que la atención del periodismo y de la población se concentrara de una manera inédita en sus pronósticos. Dichas encuestas pronosticaban el triunfo del candidato oficialista. Algunos encuestadores lo hicieron con tanta seguridad que llegaron a desafiar a la opinión pública, afirmando que los resultados de las elecciones no iban a ser diferentes de lo que las estadísticas predecían. El punto culminante de este proceso se dio con la difusión de los resultados de las encuestas a boca de urna, es decir, realizadas durante la votación que, minutos despúes del cierre del comicio, consagraban ganador a Ricardo Bussi, candidato del partido gobernante. Este hecho causó un efecto tan impresionante que no sólo los medios locales y nacionales difundían esta versión de las encuestas, sino que la población en general y los propios candidatos se hicieron eco de ellas. Así fue como, mientras unos festejaban el triunfo, otros analizaban las causas de la derrota. Sin embargo, el proceso oficial de escrutinio fue develando paulatinamente una tendencia que contradecía estos resultados: según los datos de la Junta Electoral el triunfo era para el candidato del Justicialismo Julio Miranda. Se produjo así una reacción por parte del partido Fuerza Republicana, que ponía en duda el escrutinio oficial, afirmándose en el resultado de las encuestas. Por otra parte, el efecto de la confusión llevó a la población a un estado de incertidumbre social.

Los procedimientos estadísticos son prácticas tecnológicas basadas en conocimientos científicos de distintas disciplinas que tienen una gran importancia tanto para la toma de decisiones políticas como para un conocimiento aproximado de la realidad social. Su uso se encuentra muy difundido por la utilidad que prestan en todas las sociedades del mundo y aportan datos vitales tanto a nivel científico como político. Las encuestas permiten obtener información en distintos ámbitos, desde el índice de desempleo, la prevención de epidemias, los hábitos de consumo y la producción de una sociedad. Su uso resulta generalmente beneficioso.

En el caso descripto es evidente que las consecuencias han sido perjudiciales por el estado de confusión que se produjo. Es necesario, entonces, analizar las causas que han llevado a este efecto nocivo.

En primer lugar, el manejo de los resultados de las encuestas en las elecciones tucumanas se realizó de una manera altamente acrítica por parte de las empresas, los medios, los partidos y la población. En cuanto a las empresas, mostraron una actitud cientificista, al pretender que los resultados de sus investigaciones estadísticas no podían ser contradichos por la realidad. Los medios, por su parte, exacerbaron esta actitud al difundir insistentemente las encuestas, acentuando su relevancia por sobre la opinión, el debate político y los programas de gobierno; llegaron incluso a proclamar el resultado de las elecciones en base a las encuestas, perdiendo de vista el proceso constitucional del escrutinio. Esto último constituyó la mayor irresponsabilidad por parte del periodismo en cuanto a la valoración de los datos estadísticos y su impacto en la sociedad.

Lo más significativo fue, sin embargo, la actitud de los propios partidos políticos que, con el mismo nivel de irreflexión avalaron esta cadena de equívocos, asumiendo una ficción como realidad. La población en su generalidad se dejó llevar pasivamente por estos acontecimientos sin cuestionarlos en ningún momento, tomando una actitud de espectador.

En segundo lugar, otro aspecto que contribuyó al impacto negativo de las prácticas estadísticas en este caso, es la desconfianza en las instituciones públicas y el desconocimiento de las leyes que rigen sus acciones. La mayoría de la población desconocía los procedimientos legales del escrutinio oficial. El debate público fue llevado al extremo de poner en duda este proceso por la confianza depositada en las encuestas. Como consecuencia de la actitud de las encuestadoras, los medios y los políticos, un acto fundamental de la vida política de la sociedad fue seguido como si fuera una contienda deportiva: lo importante era saber los resultados para proclamar un vencedor. Esta desconfianza y desconocimiento no sólo es una muestra de ignorancia cívica sino que habla a las claras de una falta de participación democrática.

La aplicación masiva de las encuestas en las elecciones constituyó una innovación tecnológica para la sociedad tucumana que, lejos de aprovechar positivamente su uso, no fue capaz de capitalizarlo. Esto muestra el atraso social respecto a su capacidad crítica para asimilar los cambios tecnológicos.

Paradójicamente, la mayor repercusión que este hecho ha suscitado, fuera del ámbito local, fue la propuesta de aplicar más tecnología para las próximas elecciones presidenciales informatizando el acto electoral. Las elecciones electrónicas podrían evitar la grave influencia de las estadísticas, ya que los resultados se obtendrían casi instantáneamente, y fortalecer el sistema actual, que se muestra obsoleto. Esta propuesta manifiesta igualmente la falta de crítica ante la relación de la innovación tecnológica con nuestra sociedad. No solamente porque no tiene en cuenta la falta de infraestructura para aplicar dicha tecnología sino también porque olvida el alto índice de analfabetismo tradicional y tecnológico de la población argentina. Cabría pensar cómo colocar sistemas informatizados en vastas regiones de nuestro país que aún no cuentan con corriente eléctrica o cómo capacitar a la población analfabeta para utilizar estos recursos.



III.

Sucesos como el analizado, lejos de llevar a una actitud tecnófoba, exigen una reflexión detenida acerca de las posibilidades beneficiosas que la tecnología puede aportar a nuestra sociedad y, al mismo tiempo, de las posibilidades que la sociedad tiene para asimilar esa tecnología. La decisión acerca de qué tecnología es conveniente aplicar no debe ser tomada unilateralmente por tecnólogos o políticos.

La producción y uso de tecnologías es un factor que influye de manera decisiva en el desarrollo de las sociedades. La tecnología confiere poder político y económico. Por eso en una sociedad democrática debe estar al servicio del bien público y no constituir un beneficio para algunos sectores en detrimento de otros. Esto significa que el desarrrollo tecnológico necesita de un control político y social que garantice su uso beneficioso y evite sus efectos nocivos. Sin estos controles la tecnología cobra un poder independiente, atento sólo a los intereses económicos de los grupos que la financian, con el consecuente peligro de convertirse en un factor de decisión que no cuenta con los reaseguros que todo espacio de poder democrático debe garantizar.

La aplicación de encuestas es una práctica ampliamente utilizada en las democracias contemporáneas. El efecto nocivo que ha tenido su uso en Tucumán fue consecuencia tanto de la actitud acrítica de los sectores implicados como de la debilidad de las instituciones democráticas. Por eso, sería necesaria la constitución de espacios de discusión para la toma de decisiones en cuanto a la implementación de tales tecnologías con el fin de regular su uso. Estos espacios de discusión deberían integrar las instituciones democráticas, para que cuenten con un poder de decisión efectivo, y no se conviertan simplemente en órganos de consulta. También resulta fundamental que tales espacios cuenten con la participación de todos los afectados por el problema, en nuestro caso, por los partidos políticos, las empresas, los representantes de los medios de difusión y el público. El objetivo de tales espacios sería tender a un uso racional y regulado de la tecnología que minimice sus efectos negativos y maximice sus efectos positivos, procurando, al mismo tiempo, la adaptación social tanto en lo que se refiere a infraestructura como a educación. Por otra parte, mecanismos que incentiven la participación de los interesados en determinadas decisiones tecnológicas favorecen y fortalecen la credibilidad de las instituciones democráticas, haciéndolas más participativas.

Vivimos en un mundo tecnológico. La tecnología permite alcanzar mayores niveles de bienestar al hombre y constituye un factor determinante en el desarrollo de las sociedades. Justamente por el impacto social que comporta, son las mismas sociedades quienes deben regular su producción y su uso, adaptándola a sus necesidades reales. De esta manera la tecnología puede dejar de ser un bien privado para convertirse en un bien público, al servicio de la mayoría. De otro modo, es razonable creer que no todo desarrollo tecnológico favorece el desarrollo social.

lectura hecha por VICKY

REFERENCIA:
http://www.etica.org.ar/marcos.htm

1 comentario:

compartir dijo...

Esta es muy buena lectura, pero hay que demostrar que la leíste y que sabes como utilizar la información que obtienes de ella.